sábado, 19 de noviembre de 2011

00 INTRODUCCIÓN

Nota introductoria: Este texto inicial fue preparado para un programa radiofónico que bajo la óptica de la sociedad de consumo está fuera de contexto: en él, nadie vende ni compra nada.
Un programa de voyeristas que observaron el consumo "Por el ojo de la cerradura" en la Radio de la Universidad de Guadalajara, bajo la conducción de Julieta Marón.



En una sociedad de consumo, las relaciones humanas están regidas por éste. Todo es producción y consumo: todos tenemos algo que vender o algo que comprar. Y se vende y se consume todo; hasta el amor, las caricias, la compañía. Todo se reduce a un intercambio de bienes, servicios y dinero.
Nada molesta más a una sociedad global de consumo que la existencia de una minoría étnica y cultural que no consume lo que se le ofrece; si no lo hace, es un obstáculo al progreso, es un salvaje y está fuera de la realidad. 
Integración cultural es equivalente a integración al consumo.
"Compro, luego existo" - dice G. Loaeza -, por lo tanto, para existir hay que comprar.
Alguien que no consume bien sea porque no tiene poder adquisitivo (es pobre) o no lo desea, estará de más en esta sociedad: estorba, ocupa lugar, insume recursos naturales, impide el uso productivo de un territorio que tendrían mejor uso por parte de un productor - consumidor civilizado.
La nueva sociología empieza estableciendo una estratificación social en ricos y pobres. Considerando en la filosofía de la sociedad de consumo, que la propensión al consumo es algo connatural con el ser humano, razón inicial de su existencia, los pobres constituyen una especie de anomalía, seres incompletos a los que se debe o redimir haciendo que adquieran poder adquisitivo o si ello no es posible, erradicarlos de la faz de la tierra. Los que teniendo recursos económicos no consuman, no son más que una insignificante minoría, una especie de excepción que confirma la regla.
Los productores serán escasos (por lo general una transnacional), y los demás trabajarán, bajo las órdenes de ésta, con el único fin de obtener recursos económicos para el consumo. 
La nueva definición de cultura se establecerá en torno a los patrones de consumo (dentro de los patrones aceptados por la cultura global) Todos aquellos que pretendan continuar dentro de un esquema de producción - consumo autónomo, serán considerados como un obstáculo al progreso y por lo tanto deben de ser invitados a renunciar a ello, adoptando lo que se les ofrece o bien, en caso de que no lo acepten, deben - como se mencionó anteriormente - de ser erradicados de la faz de la tierra.
La nueva sociología solo prestará atención a los hábitos de consumo, haciendo abstracción de toda ideología, sistema de valores y creencias.
El criterio de calidad se hará igual al de cantidad. Al igual que en la democracia, un consumidor que prefiera un artículo dado, será equivalente a un voto. En consecuencia, el artículo más vendido será el mejor. De antemano - como comentario al margen - referirse a la sociedad moderna denominándola como " Sociedad de Consumo", es una forma simplista de calificarla. En realidad, debería de llamarse "Sociedad de Relaciones Mercantilizadas". Considerando que una sociedad humana es ante todo una estructura de relaciones interpersonales, en ésta, las relaciones entre humanos y de estos con el medio ambiente están regidas por la óptica mercantil. Pero aceptemos tal denominación de "Sociedad de Consumo"; en fin de cuentas, es un término generalmente aceptado.

La llamada "Sociedad de Consumo" nos especializa, nos despolitiza. Como nuestra razón de existir es el consumir y para ello requerimos dinero, abandonamos todas aquéllas tareas de las que pueden ocuparse otros por un menor salario que el que nosotros devengamos y nos dedicamos entonces a lo nuestro: obtener dinero, para pagar a los anteriores. Debemos entonces de dejar de ser padres o madres; de educar y cuidar a nuestros hijos. De ello se encargan ahora los profesionales en el ramo. Abdicamos de todas aquéllas labores de tipo comunitario. Las tareas laborales que nos agradan solo las ejercemos a modo de hobby, cuando tengamos tiempo y no entren en conflicto con lo nuestro: obtener dinero.
El trabajo humano se valúa en términos de su productividad económica; aunque nuestro trabajo nos sea desagradable, si es aquél que nos deja mayor beneficio económico, será entonces el preferido.
El trabajador pierde con ello - en la mayor parte de los casos - la perspectiva de obtener satisfacción espiritual, de beneficio a sus semejantes, a la colectividad con el fruto de su trabajo, centrándose en la óptica de lo individual, del beneficio económico. Bienvenidos a esta carrera de ratas.
Prueba de lo anterior son las encuestas que se elaboran entre estudiantes universitarios o aspirantes a ingresar a los centros de educación superior: preguntándoles el porqué de la elección de sus carreras, responden usualmente que el factor primordial para su elección fue la posibilidad de obtención de "buenos" ingresos.
Siendo el consumo la base del desarrollo económico, éste se nutre de la creación de necesidades "de civilización" ( sea lo que sea lo que esta expresión quiera significar) con la publicidad como motor ideológico para incentivarlas.
Siendo el consumo el eje de nuestra vida, el placer se obtiene en el consumo. Más que consumir placer, ahora es el consumo en general, el que otorga placer, el que matiza toda la existencia. El consumo es el remedio para ser alguien a través de consumir una marca determinada; la fórmula para adquirir estatus; remedio para las adicciones, para el amor, para la soledad, para la depresión, para una vida vacía, para una economía deprimida; a través del consumo de productos nacionales, para una balanza de pagos deficitaria.
Por ello, hay algo de tristemente patético, de lamentable en aquellos seres que se consumen por no poder consumir.



PARA REFLEXIONAR... 
Tiempo empleado de un norteamericano en ver anuncios de TV: 1 año. * Porcentaje de adolescentes norteamericanas que consideran que ir de compras es su actividad favorita: 93 %  * Tiempo empleado semanalmente en ir de compras: 6 horas. * Tiempo empleado en jugar con los niños: 40 minutos. * Alrededor del 53% de los comestibles se compran por impulso en la tienda. * Porcentaje de compradores que van a comprar un determinado producto: 25 %     * Los norteamericanos pueden elegir entre 25.000 artículos de supermercado, 200 tipos de cereales y 11.000 revistas.

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